El vino como postre en Galicia.
Hay una tradición en Galicia sobre el vino y el postre que puede no entenderse en otras tierras. Quiero dedicarle este post porque no me consta que se practique en otras tierras peninsulares.
En Galicia se suele tener más vino del que se precisa para el consumo y venta, pues se produce en cantidad.Por otra parte, la principal cualidad gastronómica gallega es servir, en ocasiones festivas, mucho y bueno de lo que hay. Con esa actitud, el vino no debe faltar. Sin embargo, se reserva medio vaso o media copa para el postre.

El vino es postre.

De modo que se calcula un plus para acompañar la tarta de queso, la bica mantecada, las “orellas” o  platos todos muy propios para rematar una comida festiva o celebración.

Esto de reservar vino para el postre puede ser entendido como avariciosa glotonería. Al revés, es recuerdo de tiempos de escasez, cuando el mildiu reducía las cosechas y atacaba las cepas.

Así que parte de la ingesta de vino que cada comensal piensa o decide beber se decide  reservar para el postre.

La bica mantecada se puede meter en ese vaso de vino y comerse “mojada” o se degustan unas “orellas” y se bebe un sorbo de vino.

Esta tradición siempre se daban en las grandes comidas del ciclo agrario, en las exaltaciones de productos gastronómicos locales, en las fiestas de todo tipo que se celebraban y se celebran con comidas opíparas, se reserva vino para el postre.
Así que ya sabéis: si vais a Galicia por la fiesta parroquial, en domingo o martes de Carnaval, o a cualquiera de las mil fiestas que se celebran a lo largo del año en el territorio gallego, y os invitan o pagáis una comilona festiva, sorprended a los nativos respetando esa secular tradición de asociar vino y postre: os sentiréis doblemente aceptados por la generosidad galaica.

Si conoces alguna tradición curiosa como esta de cualquier parte del país o mundo, nos encantará conocerla. Déjanos un comentario.